Pues un poco de todo, paraíso porque es una zona im-presionante e infierno porque en algunos momentos del día las condiciones meteorológicas así lo convirtieron.
Ya para empezar, madrugón del dos, a las 3:45 de la mañana con una puntualidad kantiana pasaba a buscarme Miguel Ángel. (al final fuimos los dos solos) para coger dirección Ponferrada. Una vez allí retiramos dorsales, chips y tarjetas de control para sellar en los avituallamientos y preparamos dos mochilas con ropa y zapatillas de recambio que la organización nos lleva a dos puntos diferentes de avituallamiento.
Empezamos la travesía a las 6:00 temperatura entorno a 10º y se intuyen, en la oscuridad todavía, nubes amenazantes. Tengo que retener un poco a Miguel pues parece que lleva un ritmo un poco alto para lo que nos queda por delante.
Aprovechamos para correr en las zonas llanas o con poco desnivel y andar en las cuestas pronunciadas. Primer avituallamiento en Villanueva de Valdueza (1h 12’), seguimos corriendo (cuando podemos) entre castaños, robles, helechos, agua por doquier en forma de arroyos, fuentes, manantiales hasta Montes de Valdueza (3h 3’) donde tenemos nuestra primera mochila para poder cambiarnos. Nos comentan en el control que arriba hay entre -1º y -2º. Mochila al hombro y bastones, se acabó correr y andar ya poco, empieza lo duro. Parece que aprieta un poco Lorenzo y tengo que quitarme la camiseta de manga larga (foto) Una hora y veinte después, y lloviendo importantemente llegamos a Peñalba de Santiago, precioso pueblo donde la piedra, la pizarra y la madera son los protagonistas. Reponemos fuerzas y nos ponemos en marcha en busca de la Silla de la Yegua, “ ¡que os sea leve!” nos dice alguien del control. Nos esperan 4 o 5 kms de dura subida (2.135m) y 1.000 metros de desnivel más o menos. Ya vemos la niebla que se mete en la cumbre y la cosa empieza a refrescar. Miguel Ángel tira de guantes (¡cuánto me acordé de ellos!), pasamontañas y chubasquero, el pasamontañas que me dejó a mí queda en la mochila. Tengo que parar de vez en cuando a estirar el músculo tibial anterior (lo he buscado en el atlas del cuerpo humano) porque se me hace una auténtica bola. 7h y 13’ después de comenzar la travesía llegamos al control de la Silla de la yegua y ¡la madre que la parió!, situado en un caseto de unas antenas repetidoras, ahí no se podía parar mucho tiempo quieto, así que nos ponemos en marcha enseguida. Antes de llegar a Ferradillo, donde nos espera la 2ª mochila con ropa y zapatillas tenemos que pasar el pico Tuerto y La Guiana. Este tramo que nos llevó otras casi 4h se convertiría, para mí en el más duro, por las condiciones climatológicas (granizo o niebla congelada en forma de diminutos perdigones que nos fustigaban vilmente los ¡cabrones!) y las acusadas bajadas que me machacaron los dedos de los pinreles. Ese el punto donde dices ¡ no vuelvo aquí en mi p… vida deportiva! Y me pregunto como puede hacer esto un tío en poco más de 6 h, ¿de qué coño está hecho el cabrón? En el avituallamiento de la Guiana , situado en le interior de unas ruinas de una especie de ermita, nos espera la grata sorpresa de una hoguera, incipiente eso sí, pero se agradece no obstante. A las 11h de travesía llegamos a Ferradillo, donde ya podemos comer bocadillos y dejarnos de barritas y mariconadas varias, y cambiarnos de arriba abajo (creo que tarde dos horas sólo en ponerme los calcetines y atar las zapatillas ¡Dios Mio, no sentía las manos!). Faltan unos 18 kms hasta Ponferrada y sigue lloviendo y entonces fue cuando me planté “hasta aquí he llegado” y Miguel Ángel acepta gentilmente aunque el hubiera seguido.
Habrá que intentarlo en otra ocasión, espero que con más compañía del “Nunca… (no os acongojéis, que no es pa’tanto) ya sabéis que lo de “no vuelvo” se dice en caliente pero luego…
Hace 1 año
4 comentarios:
Como mejor consejo, para este tipo de carreras, te dejo con unos versos que tengo colgados en mi blog (desconozco el autor):
Saber sufrir y tener
el alma recia y curtida
es lo que importa saber;
la ciencia del padecer,
es la ciencia de la vida.
Un abrazo amigo.
El entorno igualito que los cien de Madrid, ¡qué envidia!.
Una pena que no pudieseis terminar la prueba, pero una retitada a tiempo a veces es como una victoria. Cuando uno no se encuentra bien hay que establecer prioridades, y en estos casos la prioridad está clara.
Ánimo Mauri, otra vez será. Por la fotos veo, dentro de la dureza de la prueba se ve que lo pasasteis bien.
Saludos Miguel, te veo fino como al coloso de tu hermano.
Abrazos a ambos.
La verdad es que viendo las fotos dan ganas de intentarlo..., aunque sin lluvia, por favor. A lo mejor tienes razón y el año que viene los Aquilianos se tiñen de naranja.
Las 6 de la mañana... ¡qué buena hora de empezar una competición como ésta!
Enhorabuena a los dos.
Besitos.
Veo que el Nunca se está decantando por carreras de altísimo nivel, se acaben o no. Impresionante la descripción Mauri, así como el paisaje que se ve en las fotos. Como bien dice Beatriz, quién sabe, igual los Aquilianos deben ser conquistados por toda una marea naranja.
Un saludo!!
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