Ávila y su muralla, bonita foto para comenzar esta crónica. No hay mejor coctel que una ciudad monumental con mucha historia, buenas viandas, y una carrera. Si a eso le unimos además el coincir con viejos y nuevos amigos, ya es la releche. Para mí particularmente es la excusa perfecta. Es distinto. Es el contrapunto a los aburridos entrenamientos diarios en solitario. El poder compartir vivencias, correr por un trocito del casco antiguo de una ciudad como Ávila, y además en buena compañía, es un placer para los sentidos.
No voy a repetir la crónica de la carrera, pues creo que Nino en su blog "Al Paso" (os remito a él para consultar tiempos de carrera e impresiones suyas) ya hizo una muy buena descripción. Pondré simplemente el contrapunto a su crónica, con algunos detalles que se le olvidó mencionar, y cómo no, con fotos de la carrera.
Yendo al meollo del asunto, entremos en detalles. No hay nada mejor que una foto para muchas veces explicar la realidad. ¿Os preguntábais cómo es posible que en los primeros kilómetros de la carrera fuéramos a 4:30? (ver crónica en AL PASO), ¿Los cuestones que bajábamos en estos primeros compases podrían ser la única explicación?. ¡No!, lo cierto es que Nino tiene un secretillo.... Antes de comenzar la carrera se mete el tío un trago de un liquidillo rojizo que trae de su casa. Es como Astérix, se toma LA PÓCIMA MÁGICA, y anda que se las pela. Doy fe de que hace efecto, y valga como prueba la foto que a continuación meto (Satur con la botella de marras en la mano). Os preguntaréis, ¿y tú, qué tomas?, pues yo plátano de canarias y barrita de cereales con fresa, y como un tiro.
Satur bajando como una moto en el primer kilómetro, por la cuesta que más tarde nos tocaría subir. ¡¡PA QUE SE VEA BIEN NUESTRA CAMISETA!!.
Primeros kilómetros y primeras risas. La cámara es lo que tiene. Seguro que más de uno de los que venía por detrás pensó, ¡este tío está chalao, corriendo y sacando fotos con el móvil!. Lo cierto es que en esta carrera Nino, ya acostumbrado a mi afición por la imagen, estuvo más atento a la cámara que en la maratón (le gusta salir guapete).
Siguen pasando los kilómetros, y seguimos con el mismo ánimo, el final está cerca, se aproxima el km 20, y la última cuesta, ¡¡vaya cuesta!!.
Un último esfuerzo y ya estamos casi, aunque aún nos esperaba una sorpresa al final en los últimos 100 metros. Un espontáneo salta a nuestro encuentro de entre el público, ¡¡es mi peque!!, y se marca el tío un sprint ¡que pa qué!, Satur se queda un pelín (los años) y yo salgo en su busca, lo pillo, y entramos todos en un pañuelo en meta (video a continuación).
Para terminar, aunque la organización piense lo contrario, para mí poder correr fuera de las masificaciones típicas en las carreras de Madrid es una gozada. La prueba en sí no es bonita (muchos kilómetros por carretera por las afueras de Ávila), aunque debo reconocer que aunque sea sólo por los primeros y últimos kilómetros merece la pena. El tramo final con sus cuestas junto a la muralla es espectacular. El año que viene seguro que repito.
Aunque ya habéis visto la foto, es mi deber volver a poneros los dientes largos, y por eso coloco la foto de la comida, en la que Satur se mete entre pecho y espalda un chuletón más grande que el plato. Yo pedí un entrecot, y cuando lo trajeron y lo vió Satur, pensamos ¡si esto es el entrecot, cómo será el chuletón!, vosotros mismos....
P.D.: Un saludo a Carlos (responsable de varias de las fotos que he utilizado, y muy buen anfitrión), y a sus compañeros de correría. Gracias a todos.